Imagen cortesía Juan Pablo Daguer
Hacer cine, casi por definición, es un salto al vacío, una aventura épica casi como las mismas historias que se cuentan en las películas. En cada nuevo proyecto conocemos más profundamente el oficio y evolucionamos individualmente y como industria. En esta nueva entrada de nuestro blog vamos a celebrar el undécimo aniversario del cortometraje Dani El Dulce, y su director Juan Pablo Daguer, integrante del CAM con su proyecto Callelarga Films, nos contará detalles de esta producción, llevada a cabo en un contexto en el que las reglas de juego sobre cómo hacer audiovisual en Medellín estaban cambiando radicalmente, y el entusiasmo y talento de realizadores como él comenzó a hacer la diferencia. ¡Bienvenidos!
“Todos teníamos un apetito voraz por hacer algo”
“Siempre quise hacer cine, pero quizá los tiempos y el momento en que estudié me llevaron por la Comunicación Social y, posteriormente, a la televisión, que era el área que había en la ciudad”, cuenta Juan Pablo, quien después de graduarse hizo sus prácticas en Cosmovisión, donde cuenta que tuvo “la fortuna de caer en el departamento creativo”, donde hacían desde promos, hasta comerciales y cabezotes.
“Esa experiencia me despertó un lado narrativo que se basaba en ser eficaz. Luego estudié en Argentina dirección de arte publicitaria, que nada que ver con el cine. Sin embargo, mientras estuve allá me inscribí en talleres de cinematografía y de cortometraje, y rodé Secuestrada, un corto que me dio la oportunidad de que se acercaran productoras y festivales”. Este fue el momento fundacional de su productora. “Mi abuelo murió en esos días y como la última estancia donde lo había visto era una pequeña finca llamada Callelarga, tomé el nombre para hacerle un homenaje”, recuerda.
Imagen cortesía Juan Pablo Daguer
Cambiar de aires y poder ver las cosas desde afuera le dio la seguridad a Juan Pablo de regresar y embarcarse en un nuevo proyecto. “En Medellín se mantenía el viejo paradigma de casas productoras televisivas, pero algunos cercanos empezaban a montar sus productoras que, de alguna manera, fueron pioneras del entusiasta movimiento audiovisual que hay ahora. Regresé en unas vacaciones con toda esa energía y ambición de ser un punto de referencia narrativo y coincidí con amigos de productoras que compartían el entusiasmo por hacer algo y otros que venían de estudiar cine; me decían que rodáramos un corto, que tenían una cámara o alguien les debía un favor con una grúa… ¡Teníamos todos un apetito voraz por hacer algo!”. Las condiciones para rodar Dani El Dulce estaban dadas.
Todas las fichas del rompecabezas
Imagen cortesía Juan Pablo Daguer
“Cuando miro en retrospectiva puedo decir que fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida. Yo venía como un gitano con toda esa información y energía que da estar en contacto con otra cultura y, además de tener un cortometraje realizado afuera, el hecho de haber tenido algo de rotación me legitimaba para iniciar un proyecto”, cuenta Juan Pablo. El primer paso era, por supuesto, armar un buen equipo. Y como en toda buena aventura, las fichas correctas fueron llegando en el momento justo.
“Comencé junto a Juan Esteban Gómez, con quien había trabajado antes. Nos juntábamos en su casa o en la mía a crear el brochure para vender la idea y él, que era aún más sociable que yo, trajo un montón de contactos a la mesa. El asistente de dirección, Guillermo Acosta, hacía casting en los buses, en la calle…”, rememora el director. De la misma forma, entre otros, llegaron al equipo los productores Gabriel Jaime Pérez y Diana Patiño, el músico italiano Andrea Duz, el director de fotografía Camilo Echeverri y la maquilladora Zara Hernández. “Hoy en día miro a los compañeros de esa aventura y me alegra ver que muchos son líderes en sus áreas, personas a las que les tengo una gran credibilidad y respeto, y que han sido parte de la fragua en la que se ha forjado el movimiento audiovisual actual”.
La leyenda de Dani El Dulce
Imagen cortesía Juan Pablo Daguer
“Creo que la ingenuidad nos permitió hacerlo. Si hubiera sido realmente consciente de todos los riesgos en los que nos estábamos metiendo, no se si habríamos hecho lo que hicimos”.
En el camino, según cuenta Juan Pablo, hubo momentos de incertidumbre. “Se había convertido en una bola de nieve, no había cómo pagarlo y tenía a todos metidos hasta el tuétano. Finalmente le pedí plata prestada a mi padre y pudimos empezar el rodaje. Mientras Gabriel ajustaba cuando escaseaban los fondos, cada contacto se movió como pudo para conseguir algo que sirviera al corto: alimentación, recursos, una grúa, etc. Por ejemplo, Iván Obando de Cosmovisión nos facilitó un brazo de cámara que utilizaban en sus programas y nos ayudó a conseguir un camión de Coordinadora”.
Ahora sí, con el equipo armado y los recursos necesarios, ya era el momento de contar la historia. “La leyenda de Dani El Dulce -relata Juan Pablo- es contada en un bar de una ciudad llamada Montañas, por un misterioso narrador que habla sobre la reciente aparición de un justiciero o antihéroe de sombrero y machete, quien venga el asesinato de su familia por una secreta alianza entre la mafia, empresarios y políticos. Más allá de la dramaturgia o la historia en sí, lo que más llamaba la atención en la época era la narrativa. Aún siendo un cortometraje de 20 minutos, tiene una estructura que obedece más al largometraje y una estética tipo cómic; algo muy atractivo, además, por el uso artesanal de efectos especiales y visuales, donde había coreografías de peleas oníricas que implicaron un reto técnico muy grande para los recursos que teníamos en ese entonces”.
https://www.facebook.com/callelargafilms/videos/3709795982426472/
Teaser de Dani El Dulce, producción de Callelarga Films
Una vez estuvo terminada, según el director, “fue una obra que sólo tuvieron la oportunidad de ver quienes fueron a las salas del Colombo Americano en su lanzamiento, al Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia del año 2009 (donde tuvo una mención de honor de Comfenalco), en el FICCI del 2010 y a una muestra de aniversario hace un par de años.
Un cambio de mentalidad
Imagen cortesía Juan Pablo Daguer
“Todos sentíamos que era algo más allá de un corto”, expresa el director. “Más allá de lo técnico, que sólo da el rigor de la experiencia, tuvimos un aprendizaje más paradigmático, por así decirlo. Había una sensación general de que la factura y el entretenimiento cinematográfico era algo de otras latitudes. Dani El Dulce nos confirmó, o por lo menos hablo por mí, que íbamos por buen camino y que sí era y es posible andar ese camino, primero teníamos que creernos nosotros el cuento”. Así mismo, concluye reforzando la importancia de estas iniciativas para encontrar una identidad y conseguir crecer profesionalmente. “Con los años he notado que grandes posibilidades laborales han venido tras proyectos como estos, que son exploraciones que se hacen con las herramientas que se tienen en el momento. Es ahí donde uno puede ser más vulnerable a ser observado y, paradójicamente, volverse más fuerte a nivel comunicativo”.
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La buena noticia es que, desde hace algunos días, pueden encontrar y disfrutar la historia de Dani El Dulce en la plataforma Mowies, un sitio web cuya filosofía es eliminar intermediarios y, con las nuestras reproducciones, apoyar directamente a los creadores de las obras. Este es el link donde puede ver Dani El Dulce: https://bit.ly/2M2y1xZ
Historias como esta son evidencias de los procesos profesionales individuales pero, sobre todo, del talento y crecimiento de nuestra industria. A través de estas apuestas, normalmente arriesgadas pero llenas de entusiasmo, muchos han podido contar sus historias y aprender más del hermoso oficio de hacer cine. Desde el Centro Audiovisual Medellín nos unimos a la celebración de sus 11 años y los invitamos a todos a ver el corto y reivindicamos la importancia de la pasión y las ganas de trabajar para poder crecer.